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Autor del retrato: Tiziano |
Carlos I de España y V de Alemania se convirtió en 1520 en el monarca más poderoso de Europa al recibir la herencia de Maximiliano de Austria. Fueron una serie de alianzas dinásticas lo que le otorgaron tanto poder. La herencia fue enorme tanto por parte materna (Juana la Loca) como paterna (Felipe el Hermoso).
De todos los territorios que heredó, España fue el más problemático a la hora de ser consolidado. El soberano era rechazado por las Cortes - incluso por su hermano Fernando - por su condición de extranjero que no conocía el castellano. No obstante, en la primera reunión de las cortes castellanas, Carlos aceptó las exigencias de respetar las normas de Castilla y aprender el castellano. Cuando el rey estaba en Barcelona, recibió la noticia de que heredaría los territorios pertenecientes a su abuelo paterno y sería coronado emperador del Sacro Imperio. Carlos regresó a Castilla para preparar la coronación imperial y solicitar un crédito. Dada la oposición a concedérselo, se vio obligado a convocar las cortes en Santiago y a continuarlas en La Coruña. Tras sobornar a los representantes de las ciudades, Carlos salió de España dejando tras de sí al reino castellano sumido en la «guerra de las Comunidades». Este conflicto manifestaba una protesta por las imposiciones de los gobernantes extranjeros (Adriano de Utrecht). Los comuneros fueron derrotados por los imperiales el 23 de abril de 1521 en Villalar. Sus jefes, Bravo, Maldonado y Padilla fueron ejecutados. Más tarde se produjo en Levante el movimiento de las Germanías contra la nobleza. El movimiento también fue vencido.
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