El profesor Barry Eichengreen estructura la historia del sistema monetario internacional en cuatro partes asociadas a cada una de las etapas del desarrollo de los mercados mundiales de capitales.
De este modo, hasta la Primera Guerra Mundial los
movimientos internacionales de capital alcanzaron elevados niveles. A esta etapa corresponde el período del patrón oro.
movimientos internacionales de capital alcanzaron elevados niveles. A esta etapa corresponde el período del patrón oro.
En el período de entreguerras disminuyeron los movimientos internacionales y se asiste a la caída del sistema monetario basado en el patrón oro.
Tras la Segunda guerra mundial de nuevo se observa un paulatino incremento de los movimientos internacionales de capital, etapa que corresponde al periodo de vigencia del sistema de Bretton Woods hasta 1971. A partir de entonces los movimientos financieros internacionales no han dejado de crecer y el sistema monetario internacional ha evolucionado hacia tipos de cambio libremente fluctuantes o en el caso de la Unión Europea a la unión monetaria.
El autor defiende que la deriva histórica observada, en la que paulatinamente se abandonan los tipos de cambio fijos por los fluctuantes no se explica única y principalmente por el cambio en el grado de movilidad del capital, más bien por el incremento de la exposición de los Gobiernos a las demandas sociales derivadas del avance de la democracia. La tendencia observada en el último cuarto del siglo pasado ha sido el incremento de países que han adoptado tipos de cambio fluctuantes. Esto es una consecuencia inevitable del aumento de la movilidad internacional del capital.
En el período histórico dominado por el patrón oro había una elevada movilidad internacional del capital, lo cual no impedía el manteamiento de unos tipos estables. Y esto era consecuencia de la ausencia de dudas sobre la voluntad y capacidad de los Gobiernos para defender las paridades. El capital fluía en un sentido estabilizador en respuesta a las perturbaciones. Las autoridades podían adoptar las medidas necesarias sin temer consecuencias políticas de su gestión gracias al limitado desarrollo de las democracias.
Por tanto a la tesis que afirma que la tendencia de los tipos de cambio a ser cada vez más flexibles es una consecuencia del aumento de la movilidad del capital, habría que añadir la cada vez mayor limitación de la capacidad política de los Gobiernos para adoptar dolorosas medidas de ajuste que resultan políticamente costosas.
Por Rodrigo Asencio Camacho.
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